viernes, 12 de julio de 2013

San Fermín. Quinta de feria.


PUERTA GRANDE PARA DAVID MORA: PAMPLONA TIENE SU TORERO FETICHE. 


6 toros de Torrestrella. De bonitos pelajes y muy desiguales de presentación, algunos excesivamente terciados para Pamplona. Escasos de fuerzas y nobles. El quinto resulto encastado y complicado. 

Francisco Marco; Palmas y oreja. 
Iván Fandiño; Ovación en ambos. 
David Mora; Oreja y oreja. Puerta grande. 

Lleno de no hay billetes en tarde calurosa. 


A la quinta fue la vencida y se abrió la puerta grande de la plaza de Pamplona. Por ella salió David Mora, por segundo año consecutivo, un torero que ha caído en gracia entre los diferentes y heterogéneos tendidos de este singular coso. Una puerta grande, sin duda discutible ciñéndonos a los cánones rigurosos del toreo pero un triunfo de fiesta, del pueblo que viene a este coso con ganas de pasarlo bien y que sin duda tiene ya a este torero madrileño entre sus predilectos. 

La bonita corrida de Torrestrella, muy variada de pintas y de remates resultó también del gusto de los toreros, se dejó sin molestar, escasa de fuerzas y con un punto de nobleza en las muletas que permitió estar y justificarse eso sí sin ofrecer la oportunidad del toreo brillante y de triunfo rotundo. El tercero fue un toro pequeño para Pamplona, avacado pero que se movió con más calidad que sus hermanos y permitió a Mora torear bien por verónicas y una buena media en el recibo capotero. Llegó muy noble a la muleta y David lo toreó con sobriedad por el pitón derecho, el mejor del toro, tres tandas de pases rectilíneos y a media altura sin obligarlo pues estaba muy justo de fuerzas. Unos ayudados por alto toreros y una trincherilla precedieron a una estocada entera y desprendida. Una oreja para esta faena de enfermería. 

El sexto fue un jabonero sucio, el toro más cuajado de la corrida que se durmió en el peto y que llegó a la muleta con medias embestidas, escasito de casta y muy vulgarote. Así el trasteo de David Mora no consiguió alcanzar cotas de arte ni emoción. Le buscó las vueltas por ambos pitones en un toreo contagiado por la vulgaridad del toro. Otra estocada desprendida, nos acordamos del llamado "rincón de Ordoñez" y otra oreja fiestera para este torero que está de dulce con la afición pamplonica. Puerta grande menor. 

El otro trofeo de la tarde lo cortó el torero local Francisco Marco, ya un habitual en esta feria. Una oreja paisana que le permitirá volver el año que viene. El apéndice se lo arrancó al mejor de los Torrestrellas, un colorado de impresionante arboladura aunque suelto de carnes que resultó encastadito en las primeras tandas y que terminó aburrido en la muleta de Marco. Torero con mucha voluntad y afición pero al que se le nota muy poco bagaje cuando el toro exige como ayer. Los derechazos de rodillas de comienzo de faena lo mejor de su actuación. 
El primero, todo estampa y belleza cárdena, no tuvo vida. Totalmente inválido. Lo despachó de un bajonazo sin pena ni gloria. 

Iván Fandiño volvió a demostrar la casta y las ganas de ser figura que tiene, aunque ayer en san Fermín no terminó de acoplarse con las embestidas de sus toros. No encontró la tecla para triunfar con dos toros muy distintos y en cierto modo con posibilidades. El primero noble aunque sin humillar dentro de su justeza de fuerzas le regaló embestidas calamocheantes que el vizcaíno no supo templar. Enganchones y muletazos al hilo colocándose constantemente y una faena sin coger vuelo. El toro muy a menos. Ovación a las ganas. 
Fandiño cogido. Se rozó la tragedia. 


El quinto fue un anovillado castaño pero que resultó muy complicado en todos los tercios. Lo dejó crudo, sin picar y pagó las consecuencias en el tercio de muleta pues el Torrestrella se vino arriba en la muleta, poniendo al matador en serios apuros por momentos. Movilidad sin clase ni humillación y de nuevo dudas en el matador para domeñar al toro.  Como se le iba la tarde tiró de arrojo y en unos molinetes el toro lo prendió de fea manera. Al borde estuvimos de la desgracia con golpes en la cabeza con la pala del pitón y el testuz y la momentánea pérdida de sentido del torero que afortunadamente resultó con conmoción y rasguños leves. Un milagro del patrón. La emoción del peligro pasado le valió la petición y ovación cariñosa del público. No ha sido la mejor tarde del torero de Orduña. 

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