sábado, 13 de julio de 2013

Feria de San Fermín. Sexta de feria.


SE DEJARON LA EMOCIÓN EN EL ENCIERRO. 


4 toros de El Pilar y 2 de Moisés Fraile. Muy bien presentados. Nobles y descastados. 

Padilla; Silencio y ovación. 
El Juli; Oreja y silencio.
Jiménez Fortes; Oreja y silencio. 

Lleno en los tendidos en tarde de bochorno. 

Que el encierro de Pamplona es uno de los espectáculos más exportables que tiene nuestro país lo saben hasta en Australia, que de allí también vienen a verlo. Un evento tradicional que viene desarrollandose desde hace decenios en las estrechas calles del casco viejo y que tiene su base y razón de ser en el riesgo y la emoción que provocan seis animales bravos y salvajes soltados entre miles de seres humanos, también bravos y salvajes. Emoción, y cornadas más que salvajes las hubo por la mañana en esa mezcla de etilidad y adrenalina exportada cada día por las ondas herzianas de la televisión. Y ahí se quedó toda la emoción del día, porque en la plaza, a las seis y media de la tarde, no estaba. 

Los toracos corneadores matutinos del Pilar (cuatro heridos graves en su haber), parecieron animalitos de peluche en las muletas de tres poderosos toreros que los lidiaron. Moles de carne y huesos sin casta, con medias arrancadas y adormilados en todos los tercios. Sin picar todos ellos, pues sus matadores enseguida se percataron que estos eran toros corredores, no embestidores. 

Padilla no tuvo oponentes en sus dos del Pilar y sus trasteos no pasaron de aseados. Es un torero muy querido en Pamplona y tiró de repertorio fullero en el cuarto para que los de la merienda se fijaran en él, y amén que lo consiguió pues casi corta una oreja si el puntillero no le levanta el toro. Luego se eternizó con el descabello. 

El Juli estuvo en su linea correcta, de buen profesional, dejando sin picar a sus toros (ir de picador con este torero es un chollo) y buscándoles las vueltas por ambos pitones intentando poner la casta que no tenían sus oponentes. Un torero de tanto poder necesita toros poderosos y sigue empeñándose en anunciarse con estas ganaderías que poco pueden ofrecerle. Una oreja a su derroche de buenas intenciones en el segundo y silencio en el quinto al que falló con la espada dejan un bagaje en esta feria bastante pobre para la máxima figura del toreo en este momento. 

Lo de Jiménez Fortes es un brindis al valor y la predisposición. Al chaval no le han dejado matar la de Miura en solitario (hay que dejar para los demas chico...) pero estamos deseando ver ese valor consciente con los de Zahariche el próximo domingo.  No es un alocado. Ayer en el tercero, que tenía dos petacos, quiso empezar toreando por ambos pitones pero viendo la escasa emoción de las embestidas, acortó las distancias y se jugó los muslos. Manoletinas y toreo pegadizo que gustan también en Pamplona. Una oreja justa a su valor seco. Le pidieron la segunda que con buen criterio denegó la presidenta. 

El sexto fue el homicida del encierro. Y nos desmostró que lo de la mañana había sido pánico pues en la plaza demostró total descastamiento. Muy deslucido entraba a los cites de Jiménez Fortes con la cara por las nubes, mirando a las peñas, como queriendo subir a la fiesta con ellas en un "perdonadme lo de esta mañana, es que estaba asustado...."


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