lunes, 10 de diciembre de 2012

Mi opinión sobre el nobel de la Paz.



Tres caraduras recogiendo un Nobel.


¿QUE VALOR TIENE UN NOBEL?


La Unión Europea recoge en Oslo el premio Nobel de la Paz. Sus tres máximos mandatarios se hacen una foto. Curioso e irónico. Hipócrita a más no poder. Me pregunto: ¿Que valor tiene este premio para una organización donde muchos de sus ciudadanos sufren y padecen hambre por las políticas económicas y sociales de los mandatarios que hoy recogen el Nobel? Por lo menos Van Rompuy ha sido honesto al recibirlo: "Hablar de Paz no convencerá a los despedidos" ha dicho. ¡Ni los aliviará señor presidente del Consejo!

Si el Nobel de la Paz debe ser un premio a la justicia y la defensa de la igualdad social, el de este año no puede ser más desacertado en su concesión. ¿Que descabellados lumbreras conceden estos premios? ¿Borrachos en una taberna? Porque la concesión a Obama del mismo hace unos años ya me pareció una desfachatez y lo de este año sigue en la misma línea suigéneris. Un premio al papelón que la Unión Europea está haciendo en temas como la guerra civil de Siria o los bombardeos indiscrimitados de Israel sobre Gaza de las últimas semanas. Callada e inerte, sumisa ante los intereses de Rusia y Estados Unidos respectivamente, dejando a miles de personas desamparadas en manos de la barbarie de mandatarios criminales. Premio Nobel para aquellos que mandan a la policía de los estados a cargar contra padres de familia sin trabajo que no tienen para alimentar a sus hijos ni pagar su casa.

Se me antoja un premio politizado. En un momento en que la popularidad y utilidad de los políticos e instituciones está por los suelos, el Nobel pretende ser un impulso más publicitario y propagandístico que otra cosa a estos líderes sumidos en el más absoluto descrédito por sus corruptelas e inutilidad. Es irritante que se compare en valor la labor de semejante calaña de personajes encorbatados con la de científicos, médicos, intelectuales y profesionales cuyo trabajo sí repercute positivamente en la calidad de vida de la sociedad en la que realizan sus estudios e investigaciones.

Un premio desprestigado e inútil cuyo valor en la actualidad es nulo para una sociedad más preocupada en poder comer cada dia.

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