lunes, 16 de septiembre de 2013

Madrid. Ciclo de encastes minoritarios.

NADA DE CAL, CASI TODO FUE ARENA. 


Cinco novillos de Prieto de la Cal, regularmente presentados, con poca cara y desiguales hechuras. Flojos y nobles a excepción del sexto muy complicado. Un sobrero de Mollalta, bien presentado. Noble y soso. 

Pedro Carrero; Silencio y silencio.
Manuel Dias Gomes; División al saludar y silencio. 
Javier de Prado; Silencio y silencio. 

Un cuarto de plaza en tarde de agradable temperatura. 



Los novillos onubenses de Prieto de la Cal ofrecieron nulas oportunidades a una terna, todo sea dicho, muy poco preparada para la lídia de ejemplares de tan singular encaste. Corrida mal presentada en conjunto con ejemplares muy poco ofensivos por delante y algunos de ellos como segundo y tercero excesivamente terciados. Sí presentaron la variedad cromática que es habitual en esta vacada y que la ha hecho famosa entre los aficionados. Hubo problemas en el reconocimiento veterinario, pues en los corrillos del apartado de la mañana se hablaba de varios novillos rechazados y otros llegando a Madríd a altas horas de la madrugada para completar el sexteto. 

El sexto. Más en el tipo del encaste Veragüa. 

Lo más destacado de la tarde lo ofreció el lisboeta Manuel Días en el segundo de la tarde, un noble veragüa jabonero, muy justo de fuerzas pero que se desplazaba en renqueantes embestidas y al que pudo enjaretar dos buenas tandas por el pitón derecho y tres naturales de buen gusto. Lo mató a la segunda de una buena entera y fue aplaudido por sus seguidores mientras otro sector de la plaza afeaba con pitos el saludo montera en mano. 

Todo lo demás fue un mar de arena, no precisamente la del albero de nuestra plaza de Madrid. En un querer y no poder de toros y toreros. El que abrió plaza se fue para los corrales por manifiesta invalidez de los cuartos traseros. Corrió turno Pedro Carrero saltando al ruedo un torito de aspecto caballar, quebrado de lomo y cornicorto, abroncado por los sectores más toristas de las Ventas. Para colmo también era muy flojo. Sin apenas picar llegó a la muleta noblote, sin humillar y tremendamente soso. Carrero no se metió con él por miedo a que cayera de flojera y el trasteo fue de bostezo general. Lo mató de media desprendida efectiva. 

El cuarto fue el sobrero reseñado de Mollalta, una nueva ganadería de encaste Domecq. Negro, bien presentado, dejó en evidencia por su aspecto a los novillos titulares pero en cuanto a juego se unió a ellos en mediocridad. Como excusa este tiene que se le pegaron dos fuertes puyazos en los bajos que lo dejaron prácticamente desangrado para la faena de muleta. Carrero anduvo por aquí y por allí sin nada que hacer. Lleva siete años de novillero este chaval y con corridas como ésta, la alternativa parece cada vez más lejana. 

Buen natural de Manuel Días al segundo. Lo poco que dejó la tarde.

Javier de Prado se presentaba en la plaza de Madrid con dos meses como novillero con caballos. Ejemplo de como esta fiesta que los chicos, apenas niños de veinte años tienen que venir a rodarse con una de veragüa a la primera plaza del mundo. Se le notaron las ganas en sendos recibos a la verónica a ambos toros, algunas de ellas templadas y de buen son. Una gran media al tercero. Pero al mismo tiempo se le notó la inmadurez propia de su estado novilleril pues sus novillos le presentaron complicaciones que no supo domeñar. El melocotón tercero, gazapeando y quedándose por debajo de los capotes entre muletazo y muletazo no le dejó estirarse en ningún momento. 

Media de Prado al tercero. Ganas novilleriles. 

El bonito jabonero sexto, el más en tipo veragüeño de la novillada de Prieto de la Cal, desarrolló todos los problemas que este encaste tiene históricamente en el último tercio: mirón, reservón y pegando gañafones en cada enbestida a la caza de la cabeza del chaval. No pudo o no supo domeñarlo, someterlo como requieren estos animales. Lo despachó de una entera baja lo que gustó de forma efusiva a su numerosa clá. Y es que las Ventas se ha convertido en verano en plaza de turistas, oportunidades, saldos y enfrentamientos deplorables entre partidarios entusiastas y los guardianes de la ortodoxia. Así esta el patio. 


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