lunes, 9 de septiembre de 2013

Feria del Alfarero de Oro.



POSADA "MARAVILLA" AL NATURAL.


Plaza de Villaseca de la Sagra (Toledo)

Seis novillos de Baltasar Ibán. Bien presentados. Altos y finos de cabos en la tipología del encaste. Primero encastado, excelente pitón izquierdo. Segundo bravo. Tercero bravo, vuelta al ruedo. Cuarto manso rajado. Quinto deslucido y con genio. Sexto noble y bueno. 

Posada de Maravillas; Oreja, dos orejas y palmas.
Álvaro Lorenzo; Oreja, oreja y dos orejas. 

Media plaza. Ambos novilleros salieron a hombros. Se desmonteró Pedro Calvo tras un par de mucho riesgo al quinto. 

De las tierras pacenses nos llega al mundo del toreo otro novillero muy interesante, otro que hay que cuidar y llevar con cuidado, no me caben dudas que en las manos que está, las de Luis Álvarez, uno de los legales que quedan en esto del toro, encontrará el buen camino. Posada de Maravillas se llama. Posada por el abuelo, el gran Juan Posada (Dios lo tenga en su gloria) y Maravillas por la madre, que la madre es uno de los pilares en los que se basa la fe de todo torero que se pone delante, la que da fuerza, la que sufre en silencio. 

El viernes lo encontré en Villaseca de la Sagra,  en mi primer encuentro con esta nueva y coqueta plaza. No pudo ser más ilusionante. Qué emoción para el aficionado toledano encontrar esta plaza a tan solo 15 kilómetros de casa, donde se ama y se cuida la fiesta. Un pueblecito de 2000 habitantes y que remordimiento al pensar en la centenaria plaza de Toledo, su abandono, su decadencia y su ruina. Alegría y lástima en uno solo. Así somos. 

Hay que decir ante todo que los novillos de Baltasar Ibán, toda la corrida en general, fue interesantísima para el aficionado. De esas que salen en Madrid o Sevilla y se está hablando de ellas toda la temporada. Bajo el común denominador de la casta saltaron al ruedo los típicos animales del encaste contreras, bien presentados, sin excesos pero de bravas embestidas siempre creciéndose a medida que transcurre la lídia. Con un garbanzo negro, el cuarto. En mi opinión faltó algo de sensibilidad del público hacia los astados, pues aunque se premió al tercero, segundo y sexto no lo fueron a la zaga y pudieron ser igualmente agasajados con la vuelta al ruedo. Un público un punto torerista y orejero en exceso pero que gusta del toro-novillo bien presentado, y es que dicen que Villaseca es la "Pamplona de la Mancha", comprobado queda. 

Posada de Maravillas sorprendió a todos con su concepto de torero artista y poderoso, con un gran concepto del temple. Brilló en excelso con sus dos primeros novillos, de los mejores de la tarde. El primero tubo un gran pitón izquierdo que el pacense supo explotar con tres buenas tandas de naturales, enganchando al novillo delante y llevándolo muy atrás. El pitón derecho presentaba dificultades y a pesar de intentarlo la faena por ese lado decayó un poco. La estocada fue defectuosa, caída. 

El tercero fue el prototipo de toro de Ibán que todos los buenos aficionados recuerdan. Nombres como "Bastonito" volvieron a nuestras mentes en el tendido. Se llamaba Perdulario, el número treinta. Un castaño muy serio que desde el principio embistió con codicia en los capotes, permitiendo a Posada de Maravillas estirarse con gusto a la verónica. Una vara muy fuerte empujando con fijeza y por derecho al jaco, eso si, con la cabeza a media altura. A la muleta llegó excepcional por ambos pitones. Comenzó muy torero con pases ayudados por bajo pero lo mejor de Posada fue su  toreo al natural, "la mano de los billetes", muletazos cadenciosos, largos rematados. Pases de pecho hasta la hombrera contraria, trincherazos desmayados...una borrachera de toreo. Una buena media estocada en el hoyo de las agujas y la espectacular muerte del novillo le valieron dos justas orejas y la vuelta al bravo Perdulario. 

En el quinto Posada de Maravillas le buscó las vueltas al reservón y geñudo Ibán que en ningún momento prestó opción al pacense. Puso broche a su excelente tarde con un estoconazo en el hoyo de las agujas, demostrando que es un novillero muy hecho, listo para dar el gran golpe en el escalafón...véanlo si pueden. 

A Álvaro Lorenzo se le vieron las ganas de los novilleros que quieren ser algo en la profesión y las carencias de los que llevan apenas dos festejos con caballos. Mucha buena disposición pero el segundo, para mí el mejor novillo de la corrida, excelente y bravo por ambos pitones, se le fue sin torear. El animal derrochó humillazón en embestidas interminables, larguísimas encontrándose con las dubitativas manos del chaval, enganchones y toreo despegado. Una pena, pero incluso el abuelo del chico, que se sentaba a mi derecha en el tendido, afirmó que se le "había ido el novillo". A pesar de esto, oreja cariñosa del paisanaje y dolorosa indiferencia hacia el torito, pocos lo aplaudieron.  

Mano a mano triunfal. Faltó más reconocimiento al ganadero.


El cuarto, con hechuras de toro de plaza de segunda, gastó todo el fuelle en los primeros tercios. Muy mal picado y lidiado con exceso de capotazos llegó escaso de condiciones y muy rajado a la faena de muleta. Lo intentó Álvaro Lorenzo buscando meter al bicho en la muleta y su tesón fue premiado con otra generosa oreja. El sexto le brindó la oportunidad de rasarcirse y torear bien de verdad. Un novillo más alto y escurrido que sus hermanos, bajaba un poco en el trapío del festejo pero resultó también muy noble y bueno para el torero por ambos pitones. Esta vez Lorenzo consiguió  hilvanar  buenos muletazos, algo despegados, algunos enganchones, pero largos, demostrando valor aguantando algunos parones del burel a medio camino del pase. Lo mató de una estocada entera trasera y descabello y recibió las dos orejas de un público encantado, amigable y generoso como es el de Villaseca de la sagra. Todo un descubrimiento a un paso de Toledo.  


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